Quintun

31/12/07

Y se nos fue...

En vista que me acaban de comunicar que terminare y empezare año tranquilamente: sin cena, fiesta o carrete, me he sentado en frente de este adminículo -mientras escucho Jazz- a escribir estas palabras.
Con calculadora en mano me propuse descubrir los distintos sinónimos de la palabra año. Si multiplicamos 24 por 365, resulta que hace 8760 horas vivíamos el año pasado. Parafrasearé una oración, porque no recuerdo ni me animo a buscar la frase o el autor de la misma; decía algo como que valoraríamos más las horas que pasan, si dimensionáramos que no las volveremos a vivir nuevamente. Resulta extraño -o eso me parece a mí- que teniendo tantos minutos: Quinientos veinticinco mil seiscientos, tiempo para escuchar alrededor de ciento treinta y un mil canciones; nos demos cuenta en este momento de tantos ratos de ocio que tuvimos en el 2007, de tanto que pudimos haber hecho o de tantas cosas que pudimos haber vivido pero que por… no sé el porque, no hicimos en el año viejo.
¿Lo dimensionas?, ¿Te recuerdas que hacías por estos días hace un año?
No estoy de acuerdo con aquellos insensatos, faltos de esperanza y ganas de remediar los errores, construir un futuro mejor y cambiar este mundo; que afirman que debemos olvidar el pasado, dejarlo atrás y dar vuelta la hoja. ¡BOBADAS! ¿Cómo pretendemos mejorar en el 2008 si olvidamos aquellos “malos momentos”, aquellas “lagrimas derramadas”?
¿Olvidar?, esa es la clave de aquellos cobardes que se escudan en esa palabrita para darle rienda suelta a la vida sin hacerse responsables de lo paso, de lo que dejan atrás. Dejar de vivir en el pasado y poner los ojos en el presente y futuro, con eso si que estoy de acuerdo.
Dejar de lamentarnos por los errores del pasado y tratar, primero, de no volverlos a cometer y, segundo, de remediarlos. Porque lo que dijo Tito Livio acerca de olvidar lo que ya sucedió, pues uno puede lamentarse, pero no rehacer el pasado; si bien es medianamente cierto, desde este preciso segundo, tienes otros tres millones ciento cincuenta y tres mil seiscientos segundos para rehacer aquellos errores del 2007.
Espero que no te estés lamentando en 365 días...

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24/12/07

Grande Albo

No soy colocolino, no me alegran las veintisiete estrellas ni que Colo-Colo sea el primer tetracampeón de la historia del fútbol chileno. Pero creo necesario -y meritorio- ser imparcial de vez en cuando.
No sé mucho de fútbol -por no decir nada- y para escribir esto he estado leyendo páginas web por más de dos horas. Les podría resumir mi ignorancia, diciéndoles que mi amigo Sebastián Araya me explico -medio arto de que no entendiera nada- como funciona el campeonato nacional: “Mira en el campeonato nacional se empieza el año con el campeonato de apertura y ahí sale un campeón. Después el campeonato de clausura y sale otro campeón. Entonces, ColoColo salio campeón el año pasado en el apertura y clausura y este año lo mismo; 4 veces campeón, consecutivo”.
Mmm, ahora las cosas iban mas claras -explicando con dibujitos cualquiera entiende. Verdaderamente el equipo fundado el 19 de abril de 1925 por un grupo de ex jugadores del Club Social y Deportivo Magallanes, liderados por David Arellano, había conseguido algo histórico. El “Cacique” ha logrado ser el primer tetracampeón de la historia del fútbol chileno, cosa que no ha logrado ningún equipo en argentino ni brasileño en sus respectivos países.
¿Sorprendente? Creo que sí, si a esto le agregamos que es el único equipo chileno en ganar la copa Libertadores de América en el 91. Meritos que se suman a aquellos por los que no se reciben copas a cambio: Ser considerado el equipo “popular”, el “Eterno Campeón” o aquel grito que dice: “¿Quién es Chile? ColoColo... ¿Quién es ColoColo? Chile".
¿Tiempo de dejar a Cobreloa y cambiarme al equipo albo? No, no creo que eso llegue a pasar por ahora. ¿Admiración? Eso si que siento, y también ganas de no sentirme mas parte del equipo perdedor, pero como decía alguien por ahí: La fama es emifera ¿no?.

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Mi Cronica de El Mercurio

Hace algunos días recibí un mail del director de El Mercurio de Calama, Roberto Gaete, que me preguntaba si me interesaría escribir algo sobre la navidad inglesa... Hoy salio en el diario, en la sección de crónicas, lo que yo escribí y un par de fotos.
Les dejo la imagen, que haciendo clic sobre ella podrán ampliar y leer mi articulo, o pueden verlo en la pagina de El Mercurio haciendo clic aquí.

22/12/07

El Tiempo

Paul Johnson afirma que uno de los mayores errores de quienes escriben es escribir lo mismo que los demás y en el mismo tiempo que lo hacen todos, es decir, todos suelen escribir de Jesús para la pascua o la navidad y todos del terrorismo para el once se setiembre.
Pues iba a caer en ese gran error cuando fui interrumpido por mi amigo -o mi mejor amigo, la verdad no se si llamarlo así porque no lo conozco lo suficiente para tamaña calificación- que me sugería que escribiera, como ya lo ha hecho antes, esta vez sobre el tiempo... Me quedo rondando la idea de la amistad. Esto de amigos y enemigos, hay días que lo considero tan entupido como llamar “caza científica” a la matanza de más de mil ballenas por el Japón -que dicho sea de paso, es lo que me molesta de todo el asunto. Pero José -el Illesca- me remueve mis conceptos preestablecidos de amistad y me hace pensar que aquella palabra tiene significancías más profundas y podría, si me lo propongo, encontrar argumentos que me convencieran de llamarlo a él con aquellas palabras que temo tanto declarar: Mejor Amigo. Pero como encuentro razones que me persuaden, hay otras que me disuaden. Pero vaya este preámbulo para él.

Para entrar de lleno a este tema, creo que seria oportuno y políticamente correcto preguntarse qué rayos -para no decir mierda (y olvidarme de lo políticamente correcta de mi pregunta)- es lo que conocemos por tiempo. La Real Academia Española lo define con diecisiete acepciones, lo que revela lo ambiguo de los resultados: Duración de las cosas, época durante la cual vive alguien, edad, estación o incluso el estado atmosférico entra en esa palabra. Pero la pregunta que me rondan ahora es otra: será acaso qué el tiempo no es más que un nombre para llamar algo que no tiene un significado concreto, porque, como dijo Shakespeare, “el tiempo es muy lento para los que esperan, muy rápido para los que temen, muy largo para los que sufren, muy corto para los que gozan; pero para quienes aman, el tiempo es eternidad." Entonces, comparto muy bien la zozobra de la RAE al definir tan ambiguamente este concepto indefinible.
He ido construyendo -lamentablemente- este tema en base a frases de otras personas, pero creo que podría ser más edificante que plasmar sólo mi opinión al respecto. “…sólo podemos elegir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado" decía Gandalf de El Señor de los Anillos. Por ahora lo único claro respecto al tiempo es que pasa -rápido o lento pero pasa. Lo bueno es que “para todo hay un tiempo señalado, […] tiempo de nacer y tiempo de morir; tiempo de plantar y tiempo de desarraigar lo que se haya plantado; tiempo de matar y tiempo de sanar; tiempo de derribar y tiempo de edificar; tiempo de llorar y tiempo de reír; tiempo de plañir y tiempo de dar saltos; tiempo de desechar piedras y tiempo de reunir piedras; tiempo de abrazar y tiempo de mantenerse alejado de los abrazos; tiempo de buscar y tiempo de dar por perdido; tiempo de guardar y tiempo de desechar; tiempo de rasgar y tiempo de unir cosiendo; tiempo de callar y tiempo de hablar; tiempo de amar y tiempo de odiar; tiempo para guerra y tiempo para paz”.
Termino con esta frase del Rey Salomón, porque el tiempo ya se fue y ahora es tiempo de irme a dormir, sólo espero que el tiempo mañana este bueno y que este tiempo de reunión familiar sea de gozo para todos ustedes.
Nos vemos en otro tiempo.

19/12/07

Depende de quién son las manos

Una pelota de básquetbol en mis manos vale $19 dólares. En las manos de Michael Jordan vale $33 millones de dólares.
Depende de quién son las manos.
Una pelota de béisbol en mis manos vale $6 dólares. En las manos de Mark McGuire vale $19 millones de dólares.
Depende de quién son las manos.
Un lápiz en mis manos es para poner mi nombre.En las manos de William Shakespeare es para crear historias.
Depende de quién son las manos.
Una vara en mis manos podrá ahuyentar a una fiera salvaje. En las manos de Moisés hará que las aguas del mar se separen.
Depende de quién son las manos.
Una honda en mis manos es tan sólo un juguete. En las manos de David es un arma potente para matar gigantes.
Depende de quién son las manos.
Dos peces y cinco piezas de pan en mis manos son unos sándwich. En las manos de Jesús alimentan a una multitud.
Depende de quién son las manos.
Unos clavos en mis manos serán suficientes para construir una silla. En las manos de Jesucristo traen la salvación al mundo entero.
Depende de quién son las manos.
Como podrás ver, depende de quién son las manos. Así que, coloca tus aflicciones, tus preocupaciones, tus temores y tus anhelos, tus sueños, a tu familia y a tus relaciones personales en las manos de Dios.

Porque recuerda que depende de quién son las manos.


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Saludo 2008

Escribe:
Mario "Petty" Bohórquez

Aunque los años van pasando, nunca perdemos la esencia de seguir amando, el corazón sigue latiendo, la vida continúa, cambiamos, crecemos, nos convertimos en grandes pero conservamos siempre algo de cuando éramos niños, lo que nos recuerda que debemos vivir la vida de forma sencilla, con la inocencia de saber que a pesar de ser grandes siempre necesitamos de un te amo, de un abrazo, de una taza de leche caliente y de una palabra de ánimo.
Pero hay un amor verdadero, que no cambia ni se desgasta, es el amor de Dios que inspira, que late y que cambia. Ese amor del cual te hablamos, es el que deseamos que conserves y no sueltes para que vivas seguro que nunca te faltará un te amo un abrazo y una palabra de ánimo.
Es el deseo sincero para este nuevo año, de quienes comprobamos que a pesar que pasen los años, Jesús siempre estará a nuestro lado.

¡Muy Feliz 2008!










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11/12/07

Mi Cumpleaños esta Cerca

Escribe:
Jesús de Nasaret

Como sabrás, nos acercamos nuevamente a la fecha de mi cumpleaños. Todos los años se hace una fiesta en mi honor y creo que este año sucederá lo mismo. En estos días la gente hace muchas compras, hay anuncios en la radio, la televisión y por todas partes no se habla de otra cosa si no de lo que falta para que llegue el día...
Es agradable saber que al menos un día al año algunas personas piensan un poco en mí.
Como tú sabes hace muchos años comenzaron a festejar mi cumpleaños, al principio parecían comprender y agradecer lo que hice por ellos, pero hoy en día nadie sabe para qué lo celebran.
La gente se reúne y se divierte mucho pero no sabe de qué se trata...
Recuerdo el año pasado, al llegar el día de mí cumpleaños hicieron una gran fiesta en mi honor. Había cosas deliciosas en la mesa, todo estaba decorado y había muchos regalos.
Pero, ¿Sabes una cosa? Ni siquiera me invitaron, yo era el invitado de honor y no se acordaron de invitarme, la fiesta era para mí. Y cuando llegó el gran día, me dejaron afuera, me cerraron la puerta. Yo quería compartir la mesa con ellos.
La verdad no me sorprendió porque en los últimos años todos me cierran la puerta. Como no me invitaron, se me ocurrió estar sin hacer ruido. Entré y me quedé en un rincón. Estaban todos brindando, había algunos ebrios contando cosas, riéndose, lo estaban pasando en grande; para colmo llegó un anciano gordo, vestido de rojo con barba blanca y gritando: ¡Jo, jo, jo! Parecía que había bebido de más. Se dejó caer pesadamente en un sillón y todos corrieron hacia él diciendo: ¡Santa Claus!, ¡El viejitos pascuero!… Como si la fiesta fuera en su honor.
Cuando dieron las doce de la noche y todos comenzaron a abrazarse, yo extendí mis brazos esperando que alguien me abrazara, y ¿sabes? Nadie me abrazó. De repente todos empezaron a repartirse los regalos, uno a uno los fueron abriendo hasta terminarse. Me acerqué a ver si de casualidad había alguno para mí, pero no había nada.
¿Que sentirías si el día de tu cumpleaños se hicieran regalos unos a otros y a ti no te regalaran nada? Comprendí entonces que yo sobraba en esa fiesta, salí sin hacer ruido, cerré la puerta y me retiré. Cada año que pasa es peor, la gente solo se acuerda de la cena, de los regalos y de las fiestas y de mí nadie se recuerda.
Quisiera que esta navidad me permitas entrar a tu vida, que reconocieras que hace dos mil años vine a este mundo para dar mi vida por ti en la cruz y de esta forma poder salvarte. Hoy sólo quiero que tú creas esto con todo tu corazón.
Voy a contarte algo, he pensado que como muchos no me invitan a la fiesta que han hecho, yo voy a hacer mi propia fiesta, será grandiosa, como jamás nadie se ha imaginado, una fiesta espectacular. Todavía estoy haciendo los últimos arreglos y estoy enviando muchas invitaciones, hoy hay una invitación especialmente para ti. Sólo quiero que me digas si quieres asistir, reservaré un lugar y escribiré tu nombre, en mi gran lista de invitados con previa reservación y se tendrán que quedar afuera aquellos que no contesten a mi invitación. Prepárate porque cuando todo esté listo, el día menos esperado, daré la gran fiesta.



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8/12/07

El espíritu navideño

Hoy desperté con un hacha incrustada en mi cabeza que me la partida desde la frente hasta la nuca. Lo que me tenía así no fue un gran carrete ni una mala noche, sino que el largo día de ayer. Si bien mi expresión es errada, ya que todos los días duran veinticuatro horas, el anterior pareció equivaler por dos, y no precisamente por haber contado con más tiempo libre.
Ayer desperté de costumbre tipin seis cuarenta – cuando aún esta oscuro, muy oscuro. La mañana en el colegio se paso sin penas ni glorias y tenía la tarde libre. Gracias a ese rato de ocio, creo yo, me ataco el espirito navideño – no el que te recuerda el nacimiento de Jesús hace dos mil años, la felicidad por la conmemoración de un cambio en la historia de la humanidad, ni mucho menos el que te recuerda un tiempo de unión familiar, reflexión y agradecimiento; sino aquel que se puede resumir, y hacer calzar perfectamente, en una palabra: Consumismo – por lo que me fui empecinado a buscar los regalos para la familia.
Para mamá: Evidentemente un buen libro y, ya que goza de buen gusto, no podía ser otro que Cien Años de Soledad. Rápidamente fui a la tienda y sin más rodeos lo compré.
Para papá: Sé que le encantan los viajes y uno de sus sueños es viajar a Machu Picchu, por lo que también un libro no le vendría nada de mal. Que trate de viaje, de las ruinas Incas, tenga un poco de historia, mapas, etc. Que lo animen a viajar al Perú. El libro que buscaba no estaba en el bookshop, así que lo deje encargado.
Pues bien, al menos tenia One Hundred Year of Solitude. Pero que poco astuto – me dije – si de partida el autor no es chileno y además Sam (la mamá) me ha comentado que esta en la librería donde ella trabaja. Por lo que me decidí a cambiarlo. ¿Pero por cual? La casa quedaba muy lejos para ir a ver en Internet, entonces no me quedo otra que pasar por la librería publica que tiene computadores con Internet gratis y mee puse a buscar en el ciberespacio algunos escritores chilenos.
Acortando el cuento, Isabel Allende fue la elegida: Premios y reconocimientos mundiales, obras trasladadas al ingles y de seguro seria fácil encontrarla en la tienda de libros. Ahora si partí de vuelta a la tienda – Waterstone's – con el objetivo de cambiar el libro. Iba un poco asustado pues supuse que no me entenderían o me pedirían razones que no tenia o simplemente me darían un no se hacen cambios como respuesta.
,Contra todos mis pronósticos, el vendedor me dijo que no había ningún problema, le pregunte por La casa de los Espíritus de Allende y en menos de cinco minutos ya estaba saliendo de Waterstone's con el regalo de mamá.
Desgraciadamente, descubrí que el libro me jugo una mala pasada y arruino el génesis de los motivos que me habían llevado a elegirlo en desmedro de otros. O en otras palabras, el cambio no tubo ningún sentido, pues en la segunda pagina, donde aparece la biografía de Isabel, dice: “…la reconocida autora nacida en el Perú…” ¡D'oh!! – como diría Homero Simpson. Era la verdad: Isabel Allende es nacida en Perú, pero nacionalizada chilena, cosa que los editores del libro olvidaron mencionar por mera casualidad, o eso quería pensar yo ahora.
Lo hecho, hecho esta. ¿Qué se podía hacer ahora? Al menos podría explicarle a Sam el error y quedaría fascinada con el libro de la chilena; chilena-peruana, está bien, pero chilena al fin y al cabo, ¿no?
Quizá por eso fue tan largo el día. Lo bueno es que ya terminó y el hachazo, dolor de cabeza, resaca o como se que se llame; ya se esta pasando. Ahora estoy feliz y completamente conforme porque tengo regalo para mamá Sam y también para el pa…
Pero por la rechupalla, verdad también tengo tres hermanos chicos…


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4/12/07

Podemos luchar con esto!!

Sólo les quiero dejar un video que explica algo más de la caza de ballenas y la acción de Greenpeace. Espero que les interese verlo y luego los invito a pasar por http://www.greenpeace.org/chile/.
No olviden que el mundo tiembla cuando ve a un hombre que se para firme y lucha por su ideal.

Esta loco!

Imagina que vienes apurado como todos los días, entras a la sala de fotografía y te encuentras con las mesas llenas de cachureos. Haces un giro rápido y aparece un sujeto, con cara de maniaco y en evidente estado de no estar en todos sus cabales, que se empina sobre ti, abre muy grande su boca y se dispara un flash que te deja ciego por unos cuantos segundos. Pues eso me paso a mi hoy. Quede ciego y sin entender nada.
Luego de que recobre la visión -aunque me aparecían estrellitas cada ves que pestañada- me entere que no se trataba de un loco, o al menos no de los de un manicomio; era, según supe en ese momento, un fotógrafo invitado por el colegio quien ya había comenzado –hace una hora atrás- a trabajar en sus alocados proyectos.
El hombre nos invito, a todos los de la clase de fotografía (que estaban ahí, evidentemente, hace una hora atrás y entendían, evidentemente igual, mucho más de lo que pasaba en esas cuatro paredes) a pasar a otra sala donde comenzó a mostrarnos en un proyector todas, según deduje, sus fotografías.
No sabia que hacer, me quedé literalmente sin palabras. Miraba a mis amigos suponiendo que en ellos encontraría alguna respuesta de lo que veía. Por un momento pensé que la palabra photographer quería decir algo como un maestro Ros-calata o chasquilla para los chilenos. Para ponerle un poco más de tragedia el hombre hablaba como perseguido por leones, y no le entendí nada de lo que explicó. Tampoco lograba concebir como había sacado esas fotos –si es que eran de él, porque a esas alturas lo único que esperaba era que sonara el despertador para reírme de este loco sueño.
En medio de esa behetría por la que pasaba mi cabeza, logre unir las piezas y deduje todo.
Las fotografías que acompañan este relato, fueron tomadas por Justin Quinnell –el chiflado que me dejo ciego- y por lo que él bautizó como “Smiley Cam”. El arte, o la gracia de todo esto, consiste en la simpleza, su nombre es Pinhole Photography.
La Smiley Cam no es más que una cámara estenopeica -algo así como la esencia de las cámaras de los tiempos de mis abuelitos- que podría explicarse simplemente como tener el rollo fotográfico sin lente, ni disparador, ni pilas. Justin es todo un pionero en el tema. Este tipo se puso la cámara en el fondo de la boca y capturó –al igual que lo hizo conmigo a la entrada de la sala- cada uno de los momentos que consideró adecuados: el desayuno, la visita al dentista, tomando un baño, etc.



Si bien el grado de excentricidad es demasiado para mi gusto, apuesto a que es también una de las primeras veces que escuchan hablar de algo por el estilo. Para concluir ya: El maestro Justin (lo trato con mas respeto ahora) termino contagiándonos a todos de sus simpleza y la creatividad a flor de piel que posee este fotógrafo. Hicimos nuestra propia cámara y quedamos todos iguales de locos.

1/12/07

Homenaje a una vida

Ya me estaba yendo a dormir cuando me hablo a través del Chat. Me sugirió que escribiera algo sobre la vida, sobre lo rápido que ésta se nos pasa y también lo rápido que ella nos convierte en grandes. Me había detenido, sí, siempre me detengo, a pensar en lo insignificante que soy frente a seis mil millones de personas, un enorme planeta, una galaxia y un universo sin fin; pero esta reflexión tan palpable me estremeció hasta lo más profundo: Sólo piensa, son tantas cosas. Yo hablaba con mis abuelos y me contaban tantas historias, tanta vida que paso por sus ojos, tantas puestas de sol, alegrías, penas. Me confeso que quería ser de esas personas que cambiaban la forma de pensar de otros. Quedé atónito, atónito por no poder plantear mi pensamiento de la vida, no porque no lo tuviera, sino porque en ese momento me sentí pequeño, ignórate por tamaña afirmación de la existencia. Imbécil, también, ante la idea de haber tenido a una persona tanto tiempo a mi lado y venir ahora a descubrí su forma de pensar tan similar a la mía, tan ajustada a la realidad el mundo en estos últimos tiempos.
No pude, por más que intente, hilar idea alguna –y creo que tampoco ahora lo estoy consiguiendo. Me hablo por algún rato y me planteo sus ideas. Habrá querido entablar un dialogo entretenido, algún debate; mas yo, no conseguí responder algo coherente.
En un momento me preocupo su preocupación. Le pregunte si se había fumado algo, estaba tan crítico y reflexivo, como nunca me imagine que él fuera. Era un llamado frenito que me hacia a darme cuenta de lo corta que es la vida. De lo rápido que transcurre, y siempre sin que nos demos cuenta. Un grito desenfrenado a volver a ser niños y disfrutar de los momentos, aquellos momentos idos que por más que queramos solamente podremos volver a vivir en nuestra memoria. Lo sentí con un aire nuevo, no se lo quise decir entonces, pero noté su madures; me hablaba de que se encontró en cuarto medio, de que apareció en el final de un camino, creo yo: Sin saber muy bien cómo.
Encontré a un José Illesca con ese renuevo que sólo nos da la soledad. Un amigo, con toda sus letras, no de esos amigos que, como dice Plutarco: “…cambian cuando yo cambio, y asienten cuando yo asiento. Mi sombra lo hace mucho mejor.” Se me enfrentaba sin enfrentarme de frente con su forma, nueva para mí, de pensar y ver esta vida. Preocupado por dejar algo a sus hijos y nietos, por cambiar mal por bien, luchar por un ideal. Y díganme, díganme si hay acaso algo más que hacer hoy, si hay acaso otra cosa que poner cada átomo de si, cada fuero más íntimo por afectar positivamente a nuestro mundo. Díganme, porque desde el viernes pasado, al despedirme y cerrar la ventana de conversación, yo no tengo otro sentido de existencia.


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