Quintun

2/2/08

Un re-enfoque

Vengo a retomar mis tareas de bloggista luego de un mes de, creo, merecidas vacaciones. En realidad no fueron de las vacaciones en las que se viaja mucho, son de esas en las que uno se dedica a pensar, reflexionar y plantear su vida de todos los puntos de vista imaginable.
Jamás pensé que en un mes cabieran (o cupiesen, para los legalistas que no aceptan el hecho de que el diccionario no tiene la razón, sino que es el uso cotidiano el que da el sentido a las palabras) tantas cosas, tantos sentimientos o se pudieran vivir tantas cosas distintas. Tengo cosas que no vale la pena mencionar, cosas que me gustaría olvidar, cosas que me gustaría contarles pero no me atrevo y cosas que puedo, quiero y debo –por compromiso- contarles. Tantos secretos escuchados, secretos dichos y sensaciones que van desde lo confuso a lo inolvidable.
Todo esto gracias a la venida a Inglaterra, específicamente al poblado de Malvern, de un grupo de compañeros y profesores de mi colegio, y otros colegios de Chile, a los cueles, mediando algunos problemas con la agencia encargada de mi intercambio, logré ir a visitar por una semana. Fue un tiempo fantástico, irreal e inimaginable por donde se le mire.
Por las Diosilidades (o casualidades, para los mismos legalistas de arriba que no entienden que todo depende de Dios) conocí a esa clase de humanos que ya se extinguieron hace tiempo, un amigo que cumple y me permite llamarlo sin temor a equivocarme de esa forma. Lo llamaría mi hermano por el concepto que tengo de esa palabra: a los amigos unos los elige, los hermano te los manda Dios y son, creo, las únicas relaciones verdaderas y duraderas.
Pero dejare el tema de mi amigo, que dicho sea de paso se llama Mauricio, para otra ocasión. Ahora quiero centrarme en mi primer viaje a Malvern –luego, también, les contare del segundo- que como les decía fue algo renovador. Fui con mi amigo Alexis, quien por la serie de problemas que tuvimos para el permiso del viaje se volvió antes, y pudimos compartir con cuarenticinco chilenos que repletaron el Abbey College, donde estarían por 3 semanas haciendo clases, tipo colegio-internado, aprendiendo ingles y conociendo mas de este país.
Yo me quede por una semana, de lunes a lunes; el sábado conocí Stratford, la ciudad natal de Shakespeare, que también espero ampliarles en detalle en otra publicación, y el domingo fui nuevamente a Londres.
El problema de este viaje fue el regreso, jamás imaginé lo difícil que se me hace separarme de las personas. Este tiempo ha sido… este mes ha tenido eso de especial: conocerme y descubrir quien soy en verdad; es impresionante lo errado que estaba en mi forma de pensar. Si el primer mes quede como un huesillo llorando por estar lejos de mis viejos, ahora fue por estar lejos de Chile, de mis amigos o, incluso, por no saber las razones de mi llanto, por no conocerme o por lo líos que arma esta maraña de neuronas que tengo aquí dentro -y que aun no he querido eliminar con marihuana.
En resumidas cuentas, este invento del intercambio estudiantil o cultural o viaje por siete meses o como sea que se llame, funciona, quizás no como tenia planeado en un comienzo, pero funciona. Mientras les cuento esto he ido pensando como he cambiado en estos meses. Es raro, pero no se si es un cambio, quizá un re-enfoque de mi forma de vivir o de mirar el mundo y a los demás y, bueno, ahora, de la forma de mirarme a mi mismo.


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1 comentarios:

  • aqui estamos!!!! q lindo q hayas aprendido tanto y ufff indedescriptible todo lo q crecimos y nos conocimos a pesar del poko tiempo
    cuidate mucho geerman y aqui me tienes esperando q regreses para revivir tan lindas cosas con el mauro =)


    Many

    De Anonymous Anónimo, A las 6 de febrero de 2008, 11:02  

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