Quintun

27/6/09

El día en que conocí al amor de mi vida

El día en que conocí al amor de mi vida, estaba yo en un festival musical. Ahí la vi de pronto asomar entre la multitud, era perfecta, radiante, una luz iluminaba su ser, palomas blancas la rodeaban y una música celestial acompañaba el son de sus pasos.
No sé si puedes dimensionar esto, pero si has estado enamorado sabrás lo que sentí.
Llegue a mi casa y le dije a mi madre que iría todos los días que durara el festival, ella mi miro intrigada… ¿lo habrá supuesto?
Tenía alrededor de 15 años y ella más o menos la misma edad. Cabello castaño claro hasta la cintura, una figura perfecta, piel blanca; y una credencial en su cuello: Encargada Sector B4.
Llegaba el penúltimo día del festival, yo no me había acercado a hablarle, nunca, jamás. Y en ese penúltimo día se para a mi lado una chica, Valeria Gonzales, amiga de mi hermana mayor.

- Hola, hola, como te va?
- Bien, si –no le dije mucho, yo estaba pendiente de mi amor.

De pronto Valeria mira al frente y grita: ¡Fran, Francisca!. Yo la mire, estaba mirando a la misma chica que yo amaba. Yo la había amado casi 2 semanas en silencio.
¿Sabes lo que es amar 13 días a alguien en silencio? Que me mire, que me mire, que me mire, quememire, quememire quememire quemmire quemirequemirequemire, y cuando finalmente mira, te das vuelta, disimulando.
Entonces Valeria Gonzales la llama y esta chica se da vuelta y con ellas las palomas y la música acorde.

- Oh!, Valeria –dice ella.
- ¿Se conocen? –le pregunto
- Claro, claro, fuimos compañeras de primaria.

Pero no sé si me entiendes lo que para mí fue ese momento. Digo, no es que yo la mirara y sólo la encontraba linda. Yo la amaba, 13 días amándola en silencio, descubriendo sus gestos, lo que decía a la distancia, leyendo sus labios, buscándola en medio de la multitud. Entonces cuando ella se acercaba a mí, mi corazón comenzó a latir, tun, tun tun tun tuntuntuntun.

- Fran, te presento a Martin, Martin Vicente. Martin, ella es Francisca Fuenzalida.

Ver a esa belleza de cerca, fue algo incontenible. Y mi voz, claro, me jugó una mala pasada y mi saludo sonó como un pito agudo saliendo de mi boca.
Y ella me saludo, y siguió hablando con la amiga de mi hermana. Y yo rogaba porque se me viniera algo inteligente, y gritaba en mi interior por una idea, una idea, ¡por favor una idea! Pero nada sucedió. Se despidieron y vi como esa chica de mis sueños se alejaba entre la multitud.
Pero yo no me rendí, era desde ese momento un cheque por cobrar, el que ya tenía nombre, un cheque al portador con el nombre Francisca Fuenzalida. Había tenido un cheque en blanco por quince años de mi vida y ahora ya tenía nombre. Y era cuestión de tiempo, y guardé ese cheque.
Seis años después, bueno, 5 años y medio después, yo asisto a una boda de un amigo de la infancia. Estoy ahí sentado esperando que la novia aparezca y de pronto uno de los sujetos que estaban a mi lado menciona:

- No, si ella se llama Francisca Fuenzalida, una de pelo claro ¿no?, se supone que hoy vendrá.

¿Podría ser verdad? ¿Que la vida haya preparado las cosas para que me encuentre con ella nuevamente? Mi corazón comienza a latir rápido. Que entre un millon de mujeres con ese mismo nombre, sea la Francisca de mis sueños la que este por llegar.
La ceremonia comenzó, el cura hablo, las argollas aparecieron, y la vi entrar, sin duda era ella, más hermosa que nunca, su pelo ondulado, su sonrisa preocupada e incómoda. Pero venia con un gigantón de 3 metros a su lado, su novio?, se habrá casado ya? Le pregunto al tipo de mi izquierda si ella era Francisca y me dice que sí, pero que ese no era su esposo, es su novio.
La ceremonia continua, no recuerdo que otras cosas más sucedieron con mis amigos. Yo la miraba a ella. Y nos fuimos a un campo a continuar la celebración y me acerqué y le hable:

- Hola, soy Martin
- Ah, hola, mucho gusto –me respondió, desinteresadamente.
- Mira, nosotros nos conocimos hace unos años, en un festival de música
- Mmm… no, disculpa no te recuerdo
- Fue el penúltimo día del festival, nos presento Valeria Gonzales, una amiga en común.
- Ah, si ahora lo recuerdo…

Tenía dos posibilidades: o simplemente me rendía, ella no me recordaba, el tiempo nos había separado y éramos más desconocido que cuando no nos conocíamos y, ademas, ella estaba con alguien. O podía jugármela, de verdad.
Mi falta de decisión me la había arrebato por casi 6 años y no lo permitiría nuevamente.

- Sucede que la verdad desde ese día en el festival no te he olvidado y confié que este día llegaría, rogué por verte nuevamente, te amo en verdad, y bueno, sé que estamos destinado a estar juntos, a que nos queramos y termines siendo la madre de mis hijos.

Creo que su grito llego a oídos de Dios, se enojo mucho, me dijo que nunca sucedería eso, que la dejara en paz, ahí llego su novio y preferí irme antes de que pasa algo mayor.
Pero no me rendiría, no sabía que haría, lo único claro es que no me rendiría.
Al mes siguiente le mande una carta, la sorprendí con una flor para su cumpleaños, le agrade a su madre y su padre me encontró alguien esforzado, la conquiste por 6 meses en los cuales nunca recibí un cumplido de su parte, en esos seis meses le robe unos besos, le conseguí una beca en la universidad y un trabajo y la ves que íbamos a su entrevista le tome la mano para cruzar la calle

- Cuando crucemos me suelta
- Claro, no te preocupes, es sólo para cruzar

Después de casi un año, iba entrando ella, con las palomas y la música, de blanco, y tomó mi mano y dijo: sí, acepto.

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