Quintun

5/5/09

La tele

Ha estado así por ya casi media hora, se ha parado tres veces y vuelto a sentar en el sillón amarillo que desentona en nuestro living. Desde la otra sala puedo observar su calva prominente, y de fondo: La televisión. Ha estado así por ya casi media hora, la apaga y la vuelve a encender en un intento desesperado por que el mensaje de “Tarjeta no autorizada” desaparezca de la pantalla.
Se ha parado nuevamente. El mensaje sigue en la pantalla del televisor.
Ahora mi papá cambia los canales desesperadamente, pero el mensaje se vuelve a colocar.
Sucede que desde julio del año pasado mis padres cortaron el cable, pero, sin embargo, nunca han venido a retirar el decodificador, por lo que en casi un año no hemos pagado por el servicio.
Yo sabía que tarde o temprano esto ocurriría…
La ha vuelto a apagar, y acompaño esta acción dijo: ya –en todo de desaliento. Quizá se ha rendido a la inevitable realidad de que las ilegalidades no son eternas.
La televisión. Desde sus primeras emisiones, allá por el año 1927 en Inglaterra, este medio ha ido in crescendo, y es algo de lo que todos tenemos conciencia plena y como dijo algún director de televisión: “hoy ya estamos todos inmersos dentro de esa caja”. La caja idiota, como la llaman algunos, es fuente, pienso yo, o quizá la arista más potente del cáncer actual que vive la sociedad, un cáncer que nos ha llevado a un ensimismamiento progresivo del que nos hemos vuelto presas inconscientes.
Anna Eleanor planteó algo que se nos ha olvidado a muchos: “Si la finalidad del tiempo libre es dedicarlo a ver unas horas extras diarias de televisión, nos deterioraremos como personas". Es una consigna sencilla pero verdadera, basta con ver un poco Los Simpson para notar que su deterioro familiar radica en la caja idiota.
Nos volvemos dependiente de una realidad alterna que nos la entregan exacta, sin matices para ocupar nuestra mente, con programas que están hechos para causar emociones en nosotros, emociones controladas. Y hay hoy en día adictos a las novelas, los realitys o, hilando más fino, adictos a noticieros que nos lavan la mente porque el informativo televisado, estructurado como una ficción, no está hecho para informar, sino para distrae. Nunca nos entregará lo que nos entrega en un libro, en donde la imaginación en crucial para ir creando mundos, personajes, momentos.
Hay un sinfín de cosas que nos ha arrebatado este medio, o que nosotros hemos arrebatado de nuestra esencia. No voy en contra de las nuevas apuestas, de la modernidad, pero siempre y cuando nosotros controlemos, decidamos y sobre todo seamos consientes plenos de nuestro día a día y no sólo una masa imitadora. Porque hoy pocos lee, hoy pocos conversan, hoy pocos niños salen a jugar a la calle.

Ah si, mi padre intenta poner una antena…

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