Quintun

8/12/07

El espíritu navideño

Hoy desperté con un hacha incrustada en mi cabeza que me la partida desde la frente hasta la nuca. Lo que me tenía así no fue un gran carrete ni una mala noche, sino que el largo día de ayer. Si bien mi expresión es errada, ya que todos los días duran veinticuatro horas, el anterior pareció equivaler por dos, y no precisamente por haber contado con más tiempo libre.
Ayer desperté de costumbre tipin seis cuarenta – cuando aún esta oscuro, muy oscuro. La mañana en el colegio se paso sin penas ni glorias y tenía la tarde libre. Gracias a ese rato de ocio, creo yo, me ataco el espirito navideño – no el que te recuerda el nacimiento de Jesús hace dos mil años, la felicidad por la conmemoración de un cambio en la historia de la humanidad, ni mucho menos el que te recuerda un tiempo de unión familiar, reflexión y agradecimiento; sino aquel que se puede resumir, y hacer calzar perfectamente, en una palabra: Consumismo – por lo que me fui empecinado a buscar los regalos para la familia.
Para mamá: Evidentemente un buen libro y, ya que goza de buen gusto, no podía ser otro que Cien Años de Soledad. Rápidamente fui a la tienda y sin más rodeos lo compré.
Para papá: Sé que le encantan los viajes y uno de sus sueños es viajar a Machu Picchu, por lo que también un libro no le vendría nada de mal. Que trate de viaje, de las ruinas Incas, tenga un poco de historia, mapas, etc. Que lo animen a viajar al Perú. El libro que buscaba no estaba en el bookshop, así que lo deje encargado.
Pues bien, al menos tenia One Hundred Year of Solitude. Pero que poco astuto – me dije – si de partida el autor no es chileno y además Sam (la mamá) me ha comentado que esta en la librería donde ella trabaja. Por lo que me decidí a cambiarlo. ¿Pero por cual? La casa quedaba muy lejos para ir a ver en Internet, entonces no me quedo otra que pasar por la librería publica que tiene computadores con Internet gratis y mee puse a buscar en el ciberespacio algunos escritores chilenos.
Acortando el cuento, Isabel Allende fue la elegida: Premios y reconocimientos mundiales, obras trasladadas al ingles y de seguro seria fácil encontrarla en la tienda de libros. Ahora si partí de vuelta a la tienda – Waterstone's – con el objetivo de cambiar el libro. Iba un poco asustado pues supuse que no me entenderían o me pedirían razones que no tenia o simplemente me darían un no se hacen cambios como respuesta.
,Contra todos mis pronósticos, el vendedor me dijo que no había ningún problema, le pregunte por La casa de los Espíritus de Allende y en menos de cinco minutos ya estaba saliendo de Waterstone's con el regalo de mamá.
Desgraciadamente, descubrí que el libro me jugo una mala pasada y arruino el génesis de los motivos que me habían llevado a elegirlo en desmedro de otros. O en otras palabras, el cambio no tubo ningún sentido, pues en la segunda pagina, donde aparece la biografía de Isabel, dice: “…la reconocida autora nacida en el Perú…” ¡D'oh!! – como diría Homero Simpson. Era la verdad: Isabel Allende es nacida en Perú, pero nacionalizada chilena, cosa que los editores del libro olvidaron mencionar por mera casualidad, o eso quería pensar yo ahora.
Lo hecho, hecho esta. ¿Qué se podía hacer ahora? Al menos podría explicarle a Sam el error y quedaría fascinada con el libro de la chilena; chilena-peruana, está bien, pero chilena al fin y al cabo, ¿no?
Quizá por eso fue tan largo el día. Lo bueno es que ya terminó y el hachazo, dolor de cabeza, resaca o como se que se llame; ya se esta pasando. Ahora estoy feliz y completamente conforme porque tengo regalo para mamá Sam y también para el pa…
Pero por la rechupalla, verdad también tengo tres hermanos chicos…


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