Tomandole valor a las Cosas

Si hoy volviera un año atrás y me pidieran elegir entre aprender ingles y tener experiencias de vida; digo, si alguien llegara y me dijese: Germán, puedes viajar a Inglaterra y aprender ingles, ser la persona más hábil en esta lengua, un bilingüe. Pero sólo aprender ingles, no podrás leer “Vivir para contarla” y descubrir que tu pasión es ser escritor, no podrás extrañar a tus papas y descubrir cuanto los quieres a ellos a tus hermanos, no podrás sentir el miedo de no entender lo que te dicen ni la vergüenza de decir que no entiendes ni una palabra, no podrás perderte en tu ciudad ni podrás probar la comida inglesa, no conocerás museos ni viajaras solo a Londres la tercera semana de haber llegado, no conocerás al Alexis ni armaran planes de viaje, no probaras los chocolates calientes del Caffe Nero ni conocerás el centro de tu ciudad y menos los de otras ciudades, no iras a la piscina, no tendrás amigos ingleses, vivirás una navidad y un año nuevo igual a los de Chile y todos se acordaran de tu cumpleaños, no podrás llamar nunca a Chile ni ir a un colegio donde aprenderás en profundidad lo que es la fotografía, no conocerás los buses rojos de dos pisos, ni veras llover días enteros por la ventana de tu pieza y tampoco veras salir el sol, no veras oscurecer a las cuatro de la tarde, no te quemaras con el agua caliente de la ducha ni pasaras aventuras para conseguir un libro de regalo ni te enfermaras gravemente y se te romperá el tímpano, no tendrás la oportunidad de dormir en un hotel de Londres donde había trampas para ratones a los pies de tu cama ni sentirás la sensación de dormir con los ojos abiertos luego de haber tomado RedBull, no sentirás nunca hambre y menos el frió que te obliga a dejar de caminar, no tendrás los pies llenos de ampollas y jamás viajaras dos veces a Malvern a juntarte con un grupo de Chilenos, no conocerás a la Many y no lloraras con el Mauro y no podrás saber todo lo que puede conseguir el sentimiento de amistad por una persona así, no te arriesgaras por tus amigos sin importar consecuencias y tampoco sentirás emoción al comer un asado, tomar pisco sours o escuchar la canción nacional de Chile; no viajaras a la ciudad de Shakespeare ni conocerás lo baños romanos de Bath, no podrás sentir la satisfacción que te cuenten que serás tío por cuarta vez, jamás hablaras con el Derek y menos llegaras a ver como un verdadero amigo al Illesca, no pensaras en política, no te volverás comunista ni pensaras en dejar toda tu vida a un lado e irte a vivir a Puerto Montt, no pensaras en postularte al CEAL de tu colegio y nunca llegaras a robar y menos te detendrás y llevaran arrestado unos policías ingleses y jamás sentirás a Dios de una forma distinta…
Saben, si alguien me hubiese ofrecido algo así hace siete u ocho meses, les juro, aunque este malo hacerlo, o les prometo, aunque también lo este, que nunca abría aceptado este viaje, jamás me abría subido a ese avión si solo venia a aprender ingles.
Decenas, sino cientos o miles de cosas se me han quedado fuera de esa lista, experiencias de vida, cosas que se marcan a fuego dentro de mí a cada minuto, con cada letra que escribo. Quizá seria grandioso llegar a Chile y pronunciar un discurso en ingles, algo que pruebe que no fue plata perdida o angustias en vano, algún hecho real para decir que valió la pena; poder agregar a mi currículum “hablo ingles”. Pero no, de verdad que no cambio, no lo cambio por nada. Son estas cosas que enumere las que quedaran; el ingles solo me vuelve un ser mas “caro” para el sistema, solo me ayudaría a pedir mas plata por mi trabajo; pero estas vivencias, aventuras, sueños, son y serán las cosas que me ayudaran a vivir, no a existir, a vivir y ayudar a vivir a mas personas. Siento, me siento, como nunca, un privilegiad, anhelante de algo nuevo, algo que le agregue otro gustito a este intercambio, algo mas para contarles, para vivir, algo que siga cambiando mi forma de pensar y ver la vida.
¿Con que me sorprenderás mañana Dios? Espero, aquí estoy, anhelando tus planes…