La Ventana del Alma

Cafés, verdes, azules; grandes y pequeños, curiosos o distraídos. Los ojos, la ventana del alma, son lo único que en nuestro cuerpo no cambia con el paso del tiempo, o al menos no de la misma forma que lo hace todo el resto.
La misma mirada que hipnotizo a nuestros padres cuando nos vieron por primera vez al nacer, es la que cautivara y hará llorar, cuando muramos, a nuestros seres queridos.
Quizá dejemos de ver con la misma claridad con el paso de los años, pero la gente podrá mirar siempre los mismos ojos. Sí, son la ventana del alma, nos delatan; en ellos podemos descubrir las mentiras, comprender las verdades y entender los sentimientos que envuelven al otro. Los ojos no mienten. ¿Será por eso que intentamos ocultarlos o hacerlos parecer distintos? Nos muestran reales, como somos en verdad.
Nos pueden decir que no sienten pena o temor o dolor, pero basta espiar en las pupilas y descubrir que hay detrás.
Siento que los lentes, el pelo sobre la cara o el maquillaje no son mas que artimañas absurdas para mostrarnos diferentes al mundo, no para aparentar otra realidad, sino que para ocultar las verdades, las que revelan nuestros ojos.


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