El Idioma Universal

Hoy comenzaba a pensar en todos aquellos amigos… a mas bien dicho en todas aquellas personas que tienen algún talento particular, digo, un talento que se puede mostrar, con el cual te puedes lucir. En la música, por ejemplo, y descubrí que, a excepción de dos o tres, todos mis amigos son músicos; ya sea dedicados al cien por cuentos o amateurs. Bateristas, pianistas, guitarristas, bajistas, violinistas, chelistas y también cantantes.
También están aquellos con habilidades para los deportes: fútbol, básquetbol, judo o quien sabe… Pues ahí quede yo, marcando ocupado. Porque si bien saco fotos y escribo de cuando en vez alguna que otra cosa, convengamos que no soy un erudito ni un maestro en ninguna de estas dos disciplinas; peor aun, no es algo que se pueda lucir, o que sea digno de admiración -o no de una forma amateurs: sin galerías de fotos o libros publicados. Alguien con una guitarra puede hacer maravillas: animar una fiesta, alguna serenata de amor o, por ultimo, un acompañamiento melódico. Y si a eso le agregamos talento… En cambio alguien con una cámara, ¿que hace? Le saca fotos al guitarrista jajaja.
Hace algunos días vi la película “Amadeus”, que trata sobre la vida del genial Mozart. Ahí pude observar el talento -quizás, en su máxima expresión- la maestría y el dominio que un hombre puede llegar a ejercer sobre algo que, por sobre todas las cosas, lo apasiona. Era vivificante para mi ver a ese hombre muriendo con cada nota que pasaba, que su vida de escapaba con cada acorde, se esfumaba con el aplauso final una parte de su ser. Eso, dije yo, eso es pasión.
A partir de ahí comencé a investigar algo mas de la música, un genero, debo reconocer, que domino sólo en lo mas mínimo. Descubrí que, sin lugar a dudas, es el idioma universal y puedes llegar a ver chinos, rusos, africanos, brasileños, ingleses, chilenos y mapuches (porque acordemos que los mapuches no son chilenos, son mapuches… y que privilegio ¿no? Un pueblo con historia, con carácter...) disfrutando todos de aquel sonido único, celestial, que emana de los instrumentos. Un chino y un hindú emocionados tras escuchar alguna obra musical, es fantástico.
Y me vi, nuevamente, rezagado, con mi pluma y mi cámara, apartados de ese mundo tan insigne. Pero que le voy a hacer, en talentos no hay mucho que cambiar -pensé. Aunque… quizá si me esfuerzo y agregándole un poco de practica, logre dominar algún adminículo musical. Por lo que me hice acreedor de un bongo (o un bongos, dos bongos o como sea el nombre real de los dos tamborcitos). Les debo confesar que para alguien que nunca paso de la ya mítica flauta amarilla, enfrentarse a unos tamborcitos no fue cosa fácil. Coordinación: cero. Retención de la melodía: cero. Pero confió que en esfuerzo no me he quedado atrás. Si Beethoven era sordo y es uno de los mayores exponentes de la música clásica… como yo no voy a ser capas de sacarte un par se sonidos rítmicos a estos bongos.
OH, oh la música. Me pongo de pie ante tamaña creación. El arte elevado a su mayor exponente. Este excitante, fantástico e inimaginable mundo no se puede condensar en palabras… sólo hay una cosa por hacer: escuchar el sonido universal, escuchar un poco que nos dice este mundo…

P.S.: Quizá venga al tema... les dejo una fotos que hice hace algunos días -digo hice porque esta montada en Photoshop- espero que la analicen un poco. Son, digámoslo así: Mis pasiones. Salgo escribiendo, tomando una fotos (yo la estoy tomando), unos bongos de fondo, la foto de mi curso (3ero "C" 2007) que vale por todos mis amigos, unos papeles que simbolizan la lectura y una pipa que... dejémoslo en una pipa.



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