Quintun

17/9/09

Me da miedo

Escuchaba una canción que me recomendó mi genialísimo amigo David Olmedo, Miedo a Equivocarme de Las Pastillas del Abuelo, sentí una desazón enorme. Era un verdadero miedo.
Mejor le cedo a otro el turno que me toca dice una parte de la canción y le encontré la razón, sentí ganas de hacerme a un lado en esta vida y decirle al resto que les doy mi lugar. Adelante, piensen uds. en la universidad, en el dinero la soledad las deudas los autos y las cuestas de luz y agua.

Y ruego a dios que esto termine,
Para poder ser el de antes,
Me dieron ganas de ser nuevamente ese pendejo que corría por el supermercado preocupado por nada. No sé en qué momento comencé a tener conciencia que necesitaba plata, que había futuro, que la gente tenía sentimientos que podías herir, que te podían asaltar, que podías morir… No sé en qué momento descubrí el calentamiento global, en qué momento saber mi nombre y edad dejaron de ser necesarios para vivir y necesite conocer mi RUT, necesité un celular para “ser alguien” y elegir una profesión para tener futuro.
Me divertía tanto antes. Era divertido ser un león cachorro que sólo miraba a su alrededor y de la nada aparecía comida y abrigo.

Y saben me da miedo “equivocarme, sufrir ser lastimado”. Me da miedo el simple hecho de pensar en levantar la mirada y ver que quedan tantas cosas por vivir...

Entonces por qué

Quizás en estos días las cosas no han sido como esperaba. Tampoco tengo mucha idea de cómo esperé que fueran… pero, tu entiendes a lo que voy al decir esto.
He sentido que el mundo no ha marchado conmigo o no ha logrado complacerme. La gente no ha actuado de la forma que esperaba, no me han dicho lo que quiero oír, no me han hablado las personas que esperé que lo hicieran, no he salido con quien esperé salir, no he tomado tanto como esperaba ni fumado tanto como creí.
Quizá en estos días las cosas no han sido como esperaba. Aunque sigo sin tener idea de cómo esperé que fueran.
Por alguna razón, que hoy no comprendo, el mundo ha decidido marchar así y me he visto obligado a hacer cosas que no me han traído la respuesta esperada. Pero, aunque lo que hice no me tiene rebosante de alegría, sí me tiene satisfecho. Y aunque lo que hice no es perfecto, ¿acaso algo lo es sobre este mundo?
Sabes, a ratos te merecerás que el arcoíris brille sobre tu ventana y la briza roce tu rostro y una nube delgada filtre los rayos del sol para que no te molesten. A ratos, o quizá a menudo, te merecerás un millón de dólares y un helado gratis… pero quizá no a ratos, ni a menudo, si no que la mayoría de las veces tú respuesta será sólo un gracias, o incluso sólo una sonrisa o tal vez sólo un mmm. Pero eso, siempre, te hará sentir mejor que la sensación insoportable de estar en tu cama pensando en cuál sería la respuesta.
¿Entonces por qué? Entonces simplemente porque a ratos hay que hacer lo que hay que hacer.

4/9/09

Magali

Hace una semana fui al Perú con el Electivo de Historia de mi colegio. Cuando volví mis amigos me preguntaban cómo era, qué había sentido; mi mamá me decía que quería ir a ver las ruinas. Otros, menos sensibles a la historia, me hablaban de que el cambio monetario favorecía para comprar cosas, y así. Yo sólo les decía que me había gustado, que era un lugar hermoso.
Pero la verdad no es esa, al menos no era toda la verdad. La imagen que me quedó gravada en mi mente no fue la de Machu Picchu, de todo el viaje lo que me quedó marcado a fuego en mi mente es la cara de Magali de 4 años (foto). Ella estaba al lado de un risco cuando íbamos rumbo al poblado de Chivai. Se encontraba ahí con su corderito –Nieves- de tres meses. Posando y sonriendo esperando una moneda a cambio. Vi las caras de todos maravillados por ella, mira que linda se ve, su vestido, mira el corderito su risa su carita su bla bla… Yo quería saber más de ella. Sólo conseguí su nombre y el de su animalito.
Me hubiese gustado saber si le gustaba estar ahí, cuáles eran sus sueños, sus metas, dónde vivía, si había tenido un juguete, si había desayunado, si tenía frio o calor. Me gustaría haberla ayudado con una oportunidad. Porque sabía que esos 2 soles que le dejé no irían para un libro, ni para el colegio ni para su fondo universitario. No irían ni para una muñeca.
Me vi en un país con una enorme cultura turística –todo giraba en torno al turismo-, pero con una inmensa brecha social. Gente, niños que tenían que estar al sol durante horas para conseguir un par de monedas de los turistas. Vi ahí a la división internacional de la que hablaba Galeano, aquella que “consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder”
Me dieron ganas de dejarles todo para que salieran adelante, pero luego me di cuenta que era tanta la pobreza que ni la fortuna del más millonario alcanzaría. Hacían falta políticas de estado, hacen falta planes de ayuda a todas esas gentes que están vendiendo artesanía porque es lo único que pueden hacer.
Lo que queda es romper con el sistema capitalista ya que es este el que “no precisa de individuos cultivados, sólo de hombres formados en un terreno ultraespecífico que se ciñan al esquema productivo sin cuestionarlo"
Que este pequeño escrito, que solo fue el fluir de mi mente, sea un llamado de atención.